Mis antepasados afloran a cada respiro en el cual quiere salir un aullido.
Y siento sus rostros frente a mi cuando al espejo me miro.
Veo sus manos en movimiento hablándome con certeza de cómo es la vida, de cómo es dolor masculino y femenino al estar "siendo" en esta.
La frustración transmitida de generación en generación, el dolor del útero y de la flor abriéndose, para parir a un ser en el cual volcar todas las esperanzas de una nota más...
Una más, en el canto del más antiguo en la materia viva. Y así, poder realizar lo que dicen, es correcto.
Puedo ver como se gritan luchando entre sangre y carne ya vieja, para decidir quien desgarrará mi garganta y usurpará mi voz en el cumplimiento de sus anhelos.
Puedo ver sus pecados, sus miedos, sus rabias, sus culpas, sus penas y su frustración por no haber tenido la valentía de haber logrado lo que tenían que lograr estando de pié.
Mas sé también que estarán así gritándome sus lamentos el resto de mis días.
Hoy, ya no me conmueven. El ave que vuela hacia el sol no mira su sombra ni duda, pues a pesar de saber que será incinerada junto al corazón de la galaxia, sabe que de las cenizas renacerá como un ave de fuego.
No niego que alguna vez me refugié en esas misteriosas fuerzas que emanan para engañar y girar el sentido norte de la brújula. Pero a pesar del mucho moho que se formó alguna vez en las esquinas de mi baño y de que, durante este tiempo siempre se me advirtió de que el camino a seguir estaba donde apuntaba la aguja, hoy... me guío por las estrellas. Y las estrellas me han mostrado maravillas, muchas que estaban dentro de mi imaginario, muchas en la carne, otras en aquello en lo que puedo acceder solo a través de mis sentidos.
Hoy, camino con gigantes... Y aunque los ogros ataquen, he aprendido a usar la espada y el escudo cómo el mejor de los mejores antiguos guerreros entre mis antepasados.
Se que también es mi deber y honor, el con mucho respeto, redimirlos, liberarlos y guiarlos ante la gloria de los Dioses para así lograr su perdón por sus debilidades. Aún no entiendo todo en la vida, aún no la he vivido al máximo, pero aún así me siento satisfecho y agradecido por quienes me han enseñado a vivirla como en un cuento o una poesía. Soy escritor de mi propia vida, y me queda aún mucho por escribir, pues la pluma esta llena de tinta, vigor y deseos de plasmar, la virilidad hermética a través del virgen papel afrodisiaco.
